domingo, 1 de septiembre de 2013

Sexto día: incontables

Pues sí, llevamos sin actualizar n...es que hemos hecho algunas excursiones realmente agotadoras, y cuando llegamos a casa sólo queremos dormir.
El sexto día nos levantamos hipertemprano (a las 6) y cogimos una ruta de tren estudiadisima por Daf, que ahora es la maquina de los shinkasen XD.

Ejemplo de desayuno :)









Cogimos el tren bala y después uno de 45 min hasta Nikko. En el tren un japonés nos preguntó de donde eramos y a partir de ahí no se calló nunca...Daf aguantó la historia de su vida estoicamente mientras yo le abandonaba y miraba el paisaje.
Al llegar decidimos coger un taxi, pues había varios buses y ninguno nos decía si subía al meollo de Nikko, donde están todos los templos.
El taxista nos timó, estamos seguros. Nos llevó hasta la mismisima puerta del templo más grande (que ahora está en obras y resulta ser una basura) y nos dió una vuelta que nos salió por casi 10 EUROS.
Pero bueno, ya estabamos allí, empezaba nuestra excursión.





Mapa de todos los sitios que visitaríamos

Antes de nada, entramos a un pequeño jardincito que había frente al templo tocho, y resultó ser precioso.



Pezones!






Como ya he dicho, el templo principal resultó ser un fail. Estaba desarmado y podías ver las estatuas que había antes dentro en una pequeña exposición. Además, se podían subir miles de escaleras y andar por ese pasillito de la foto, para ver desde arriba cómo trabajaban los albañiles montando las piezas de nuevo.
Eh! Pero nos regalaron un paipai que nos dió la vida más adelante!


Al salir de este empezó el entramado de templitos, alguno de ellos con mucho encanto. Nos compramos un par de mochis muy fresquitos y a patear!!
La entrada combinada junto con el gran templo del Fail nos permitía entrar a otro con muchos guardianes y las paredes doradas.
A continuación pondré algunas fotos de varios a los que entramos, todo un poco mezclado, pero como no me sé los nombres, da igual XD

















Al terminar ya era la 1, y, aunque en las fotos no se ve, los templos están llenitos de escaleras. Estabamos sudorosos y hambrientos, así que bajamos a la zona de tiendas y restaurantes y nos pillamos un ramen aceptable y un curry requetebueno.



Como el taxista en realidad quería hacernos un favor, el camino hasta el río y el puente Shin-kyo era todo cuesta abajo.




Había dos opciones, coger un bus e ir a una cataratas a media hora, o pasarnos por el abismo de Ganma-ga ko. Tomamos la segunta y echamos a andar al lado del río, un paseo de media horita lleno de detalles bonitos y sin ningún turista.


Cruzando el río nos encontramos con una panda de chavales haciendo el pavo, muy majos ellos ^^
Cuando llegamos arriba nos encontramos con los Jizo: una fila de estatuas que vigilan el camino y que se dice que hay tantas que son incontables. El escenario era genial. Nosotros solos, el río en plenos rapidos al lado y los Jizo adornando el camino. 





Había muchos más de lo que parece en la foto, y al final del camino, unas es caleras subían hasta un cementerio.

Esto era la guinda del pastel, así que fuimos unos valientes y nos bajamos la calle principal andando, hasta la estación de tren de nuevo.
Una vez allí el tren estaba lleno, así que tuvimos que esperar una horita tomando un buen granizado de moka.

A pesar de que teníamos que visitar alguna cosilla más en Tokio, al volver en el Shinkasen solo queríamos cenar y para cama, así que buscamos sitio para cenar por Ikebukuro y acabamos en un restaurante de sushi con cinta.







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